Discursos del Hon. Manuel L. Quezon, comissionado residente de Filipinas, pronunciados en la Cq́mara de representantes de los Estados Unidos, con motivo de la discusión del Bill Jones, 26, septiembre-14, octubre. 1914.

86

derechos nacionales. Veintenas de miles de hijos
suyos han dado sus vidas y miliones y millones de
riquezas suyas se han destrui'do por conseguir el
reconocimiento de uno de los ma's preciados dones
que ha dotado a la humanidad ei Dios Todopoderoso.
Al ser vencidos en este terreno por falta de fuerza~s
fi'sicas, han labrado el suelo, han estudiado los misterios de la ciencia, han aprendido a apreciar las
bellezas del arte, se han familiarizado y han cumplido con sus deberes de ci'udadanos, esperando desesperados que lo que no pudieron ganar con las
armas podrifan conseguirlo con ci ingenio, con la cultura y por medio de sus, ciudadanos ilustrados y
patrio'ticos.
El pueblo filipino, Sr. Presidente, os suplica que
aprobe'is este proyeeto. A la verdad, sostiene que
ha dado bastantes pruebas de su capacidad para ci
gobierno propio para que proceda, la entrega cornpleta al mismo de los poderes irrestringidos del gobierno. Pero como se dice que este proyecto es todo
lo que esta'is dispuestos a tomar hoy en consideracio'n y en vista de que tiene absoluta confianza en
ci pueblo americano, desea aceptar este proyecto
como ci paso inicial, serio y decisivo, hacia su eman-,cipacio'n politica.
ZDEBE DESAPARECER DEL MIJNDO EL GOBIERNO DEL PUEBLO
Y PARA EL PUEBLO?
Sr. Presidente, ciento treinta, y ocho alios hace que
vuestros antepasados "hicieron surgir en este continente, una nueva nacio'n, concebida para la libertad
y destinada. a realizar la teori'a de que todos los hornbre-s han nacido iguales."
Una vez se discuti6 si esta, teoria era aplicable a
todos los hombres que residian dentro de los confines de esta nacio'n, sin distincio'n de color o de raza.
El mundo, que habi'a dudado "Si aquella naci6n o
nacio'n alguna asi' concebida y a tal objeto dedicada"