Discursos del Hon. Manuel L. Quezon, comissionado residente de Filipinas, pronunciados en la Cq́mara de representantes de los Estados Unidos, con motivo de la discusión del Bill Jones, 26, septiembre-14, octubre. 1914.

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durante siglos bajo la influencia de una sola religion,
que fue' parte integrante de sus instituciones politicas, ha conseguido establecer la libertad religiosa
sin derramamiento de sangre. Patgina tras patgina,
la historia de la humanidad habla de los matrtires de
la intolerancia religiosa. Este vuestro pal's fue' fundado por aquellos que prefirieron abandonar sus
hogares antes que permitir que el Estado les sefialase el culto que debian profesar. Cromwell se crey6'
el instrumento de la Providencia para destruir la
religion de aquellos que, como el, sostenian que Cristo
era su Salvador.
Cualquier pai's de Europa, muchos de la America
latina y del Asia son culpables del crimen de persecucio~n religiosa, pero nada parecido hemos visto
en las Islas Filipinas. Como dije antes, durante la
vida efimera de la Repiiblica Filipina establecimos
la libertad religiosa; y cuando los Estados Unidos
sustituyeron a nuestro gobierno implantaron uno de
los ma's preciosos derechos de la ciudadania americana-la libertad del individuo de adorar a Dios segu~n su manera propia. Y todo e'sto se hizo no solo
sin oposicio'n sino con cordial consentimiento de todo
el pueblo filipino.
Actualmente la mayorlia de los filipinos es todavia
cato'lica romana. Algunos pertenecen a la iglesia
aglipayana o filipina; otros se han hecho protestantes. Pero todos conviven en perfecta armonia;, trabajan juntos y emiten sus votos de acuerdo con sus
ideas polifticas, sin consideracio'n a sus convicciones
religiosas. La libertad religiosa se halla establecida
definitivamente en Filipinas y para su bien. Creemos que tal libertad es en intere's de los cato'licos lo
mismo que de los protestantes.
No me opongo, pues, a la parte de la enmienda del
caballero de Oklahoma (Mr. MURRAY) que garantiza
la separacio'n entre la Iglesia y el Estado. Pero