Sucesos de las islas Filipinas por el doctor Antonio de Morga, obra publicada en Méjico el an̄o de 1609. nuevamente sacada à luz y anotada por José Rizal y precedida de un prólogo del prof. Fernando Blumentritt.

- 37 -
en aquel reyno, y medrar mas que en la mar. Entrados
en Chordemuco, se juntaron con los Castellanos y
Portugueses, y fueron recibidos por de su compania y
cuenta, y como unos y otros (que era un razonable numero de gente) vieron la tardanza de don Luis Dasmarifias, haciendo cabeza a Fr. Juan Maldonado, y a
Diego Belloso y Bias Ruiz, comenzaron (de por si) (I)
a tratar con el rey Prauncar, de su asiento y comodidades; y de que se les diesen tierras y arroz de que
sustentarse, y demas cosas prometidas; porque, de las
que habia dado a Belloso y a Bias Ruiz, no tenian el
uso y aprovechamiento que habia menester (2). Aunque el rey les daba buenas esperanzas a todo, nada
concluia: impidiendo la madrastra y Mandarines de
su parcialidad, que quisieran ver los Espanoles idos
del reyno, y se animaban cada dia mas a ello, con la
tardanza de don Luis Dasmarifias; y asi, los Espaioles
gastaban tiempo en ir y venir de sus alojamientos a la
ciudad, a negociar con el rey; de cuyas respuestas y
entretenimientos unas veces venian contentos, y otras
no tanto.
Cerca de los mismos alojamientos de los Espafioles tenia Ocufia Lacasamana el suyo, con sus Malayos, y como moros tan contrarios en ley y pretension, no tenian buena vecindad unos con otros: y
hubo vez, que habi6ndose ofrecido una pendencia entre
los Espafoles y Malayos, salieron de ambas partes
(1) Hace bien en decir de por si, porque no era este el objeto propuesto en la expedici6n de Juan Mendoza de Gamboa, en que iba
Fr. Juan de Maldonado. Extrafia, sin embargo, que este grave y docto
sacerdote se haya unido a aquellos aventureros y piratas para dar
este paso, que lord Stanley encuentra muy natural, dado el antecedente de Fr. Alonso Ximenez y compafieros, falsificando una carta
del gobernador de Manila.
(2) Es decir, que no se contentaban estcs dos capitanes con dos
grandes provincias y diez y ocho mil vasallos en recompensa de sus
proyectos de despojo y de su comportamiento traidor. La justa
Providenci-acastig- tan desmedida codicia con la destrucci6n de todos
los expedicionarios.