Cuentos filipinos, por Don José Montero y Vidal.

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CUENTOS FILIPINOS.

ma por los que la trataban que su belleza fisica. Con tale,
atractivos conseguia de propios y extranios cuantos gustos,
le sugeria su deseo.
Tenia un bonito carruaje, una briosa pareja, y muchas
tardes iba de pasco A la Mira, pintoresco sitio desde donde se descubren preciosisimas vistas.
Por las noches concurrian A su casa algunas anigas suyas y los hermanos y parientes de ellas. Cantaban, bailaban algunas veces, y cuando no, el piano, instrumento
muy generalizado en Vigan, sonabh con los acordes de
piezas escogidas.
Rosa les obsequiaba con tabacos de Cagayan, de extravio, inicos que les gustan, con el consabido buyo, y con
dulces hechos en la casa. Todos quedaban muy complacidos de su bondad y alnable trato, y nadie, por consiguiente, podia quererla mal.
llI.
El 25 de Julio se celebpaba la fiesta de Bangued, cabecera del Abra, A la que acude mucha gente de Ilocos-Sur.
— No irAs a la fiesta de Bangued, Rosa? le preguntaban noches Antes sus amnigas Juanita y TArsila.
-No se si mis padres querrAu ir, les contest6.
- A ti nada te iiegan; diles que te lleven 6 iremos
juntas.
-AY que hoinos de hacer alli? Yo no conozco a nadie
-en esa provincia.
- No importa; nosotras tene;nos parientes en ella: decidete A venir y veras como nos divertiuios. HabrA comeadia, carreras de caballos y baile en el Tribunal. El afLo