Cuentos filipinos, por Don José Montero y Vidal.

EL VAGO T EL MATANDA.

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cos que el terremoto hizo desplomarse. Los aterrados mo,
radores de Manila abandonaron la ciudad, trasladandose
a las casas de tabla y nipa de los pueblecitos inmediatos.
Nosotros fuimos A vivir a Malate. Esas casas, tan baratas
de ordinario, adquirieron elevadisimo precio, por la aglomeracion de personas que acudian A alquilarlas. Cinco
dias despues hubo un temblor quo destruy6 los edificios
que quedaron amenazando ruina al ocurrir el memorablemente aciago del 3 de Junio. En mucho tiempo la vida fu6
un tormento continuo para los habitantes de Manila. Todas
las noches se sofiaba con temblores. Desde ent6nces, cuantos libraron de segura muerte aquel dia temen mAs un
temblor que todas las calamidades juntas.
-AY dur6 mucho el terremoto?
-Medio minuto; si se prolonga mis desaparece la ciudad por completo. i Que escenas de horror, amigo Fonseca! Alin me parece oir las voces de agonia de los infelices
emparedados entre los escombros, que pedian agua por el
amor de Dios 6 imploraban se les sacara de aquella tumba,
sin que se pudiera hacer nada por ellos, pues el menor
movimiento de los escombros les habria anticipado la
muerte.
- - Y son frecuentes esos terremotos?
-Los principales que la historia de este pais registra,
ocurrieron en 1600, 1645, 1658, 1754, 4824 y 4852. Con
frecuencia se sienten temblores, que, segun ha visto V. por
el que acaba de pasar, solamente ocasionan un buen susto.
Al conocerse en la madre patria los enormes dainos causados por el terremoto de 1863, se abri6 una suscricion en
la Peninsula yen las Antillas, para socorrer A los perjudicados, suscribi6ndose el Tesoro publico por dos millones
de pesos. El temblor mas largo conocido tuvo lugar el i.~