Historia general de Filipinas desde el descubrimiento de dichas islas hasta nuestras días, por D. José Montero y Vidal ...

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JOSE MONTERO Y VIDAL

negarse en lo sucesivo i aceptarla y concluir con la Hermandad. Asi lo hizo al present6rsele el i8 de Octubre
un indio con el importe de la misa, y por su mandato
fue el gobernadorcillo con algunos principales Ai sorprender la reuni6n de los cofrades al dia siguiente, prendiendo a 243 personas de las 5oo0 600 que ordinariamente
solian asistir 6 dichas Juntas, dando parte el pedaneo de
todo ello al gobernador de la provincia, e indicindole
que dejaba de formar sumaria en raz6n. que el asunto
correspondia al fuero eclesiastico. El gobernador le orden6 el mismo dia la libertad de los detenidos, supuesto
que esa incumbencia no era suya y si del Juzgado eclesiistico, y con esta determinaci6n se crecieron grandemente los cofrades. El parroco, en vista de ello, ofici6 al
gobernador llamando su atenci6n acerca de la gravedad
que el asunto revestia, y lo conveniente que era coadyuvase con su autoridad. reprimir el mal en sus comienzos, y, aunque no le contest6, di6 orden al gobernadorcillo de Lucban para que cooperase. este fin con
toda su fuerza, auxiliando. aquel en cuanto necesitara.
Los asociados se abstuvieron por entonces de verificar sus clandestinas reuniones en Lucban, trasladindolas al pueblo de Majayjay, de la inmediata provincia de
La Laguna, en cuyo punto l1evaba la direcci6n de las
juntas un titulado secretario de Apolinario, quien recibia de 6ste cartas que leia en las juntas, recaudando
los donativos de los asociados.
Apolinario, mientras tanto, aconsejado por el clkrigo
indio D. Ciriaco de los Santos, que hacia oficios de tesorero de la Cofradia y le auxiliaba en su organizacion,
solicito la competente licencia de las autoridades eclesi6sticas para legalizar la existencia de aqu6lla; y habiendosela negado, apel6 6. la Audiencia, interviniendo